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31/1/11

Los Pasos


Caminaban en silencio, por las calles mojadas y silenciosas a medianoche. Eran amigos, o eso pretendían. Pero ella hacía tiempo que había olvidado eso y ahora luchaba contra sus demonios internos.
Sin mediar palabra, sólo el eco de sus pasos le acompañaban: un incesante golpeteo que parecía burlarse de ella. La noche, la oscuridad espesa y el blanco sucio de luna contribuían a aumentar su malestar, a que la desazón de su interior creciera cada vez más a cada paso. 
Se sentía embriagada de esa melancolía que parecía flotar en el aire, emanar desde el suelo y ahogarla. 
El, con las manos metidas en los bolsillos, continuaba a su lado, como una sombra. 


Un escalofrío la obligó a cerrar los ojos. No era sólo por el frío. Quiso volverse y convertirse en una estatua de hielo, en un único bloque que los mantuviera unidos para siempre en aquella maldita noche que parecía no acabar nunca. Quiso sentir el calor de su cuerpo a través de la chaqueta de lana, notar sus manos en su espalda, y sin decir nada, mezclarse en un abrazo que durase para siempre y aún más tiempo, eterno e indestructituble. Mirarle a los ojos, y mantener la mirada hasta que el infierno se congelara o la tierra se partiera en dos...
Que las pulsaciones de sus corazones se fundieran en una, marcando el ritmo de su caminar, resonando por las vacías calles con la misma fuerza que la de sus pasos.
Convirtiéndose en el pulso del mundo.
-Tengo frío...-, consiguió decir cuando por fin pudo deshacerse del nudo que ahogaba sus palabras.
Y ambos apretaron el paso.

3 comentarios:

  1. Ese frío se mata con palabras.

    Besos.

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  2. a veces nos empeñamos en lo que no puede ser y eso nos envenena las entrañas... hay que ser fuerte y mirar hacia adelante

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  3. El silencio no es lo mas indicado para estos casos. Hay que hablar de frente y con sinceridad.
    Así se solucionan las cosas...

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