Me encantan las escaleras, amplias a poder ser, y que me preceda en la ascensión una señora de buén ver. Ese movimiento cimbreante del finál de la espalda tiene algo de hipnotico.
Me encantan las escaleras. Pero es curioso, sólo para verlas, porque subirlas lo aborrezco. Además, como buena gallega, siempre estoy en medio, sin que nadie sepa si subo o bajo.
A mi, Lucrecia, me gustan las de caracol.
ResponderEliminar¡Un besito!
Conmigo que no cuenten para construir escaleras.
ResponderEliminarNi para subirlas.
Me encantan las escaleras, amplias a poder ser, y que me preceda en la ascensión una señora de buén ver. Ese movimiento cimbreante del finál de la espalda tiene algo de hipnotico.
ResponderEliminarSaludos.
El ser humano nunca está satisfecho, excepto de una forma relativa o como si fuese sólo el peldaño de una escalera.
ResponderEliminaryo siempre subiendo... aunque desde la perspectiva de la foto me parece que es bajando.... a veces nos construyen tramos que no lo habíamos pedido...
ResponderEliminarMe encantan las escaleras. Pero es curioso, sólo para verlas, porque subirlas lo aborrezco.
ResponderEliminarAdemás, como buena gallega, siempre estoy en medio, sin que nadie sepa si subo o bajo.
Besos
¡¡O bajamos!! Depende de hacia a donde vayamos. Un gran abrazo
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