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9/12/10

La Confesión



Sudaba sangre y no estaba en el Monte de los Olivos.
Arrastraba su cuerpo por la calle Quinta, la de la Amargura, con la cruz de su propia existencia que le pesaba como el más pétreo madero disforme.
Entró con desesperación al templo llamado del Gólgota para completar la escena, por casualidad o causalidad, quién lo sabe.


Esparció su cuerpo sobre el confesionario que se estremeció con la fuerza de sus rodillas culpables.
Hiló poco a poco la historia de su vida, narró sus tragedias, enumeró sus víctimas y estalló en lágrimas.
Lloriqueó como un niño por un espacio sin tiempo mientras recordaba sus miserias.
Al final de sus letanías llegó aquella paz tan esquiva, aquella quimera que desconocía.
Y al otro lado del confesionario nadie había, sólo el eco de su voz que se devolvía.

7 comentarios:

  1. la mejor forma de confesarse: sin curas.... son igual de chismosos que cualquier mortal!

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  2. Pero el pensaba que había alguien.
    Con el decorado a veces es más que suficiente.

    Besos.

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  3. Pero el pensaba que había alguien.
    Con el decorado a veces es más que suficiente.

    Besos.

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  4. Anónimo9:51 a. m.

    En la Casa de Dios, el Todo Poderoso siempre escucha a sus hijos, les consuela y les llena de paz sus almas.

    Amén.

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  5. Anónimo7:29 p. m.

    Bueno Lucrecia, veamos el lado positivo. Por lo menos se ahorró rezar dos o tres Avemarías y otros tantos Padrenuestros...

    ...Y encima salió reconfortado. ¿Alguien da máss?

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  6. Juana la Loca*:
    El se confesó creyendo que lo escuchaba el cura y así se fué...

    Toro Salvaje*:
    El pensó que había alguien. Por eso confesó todos sus pecados...

    Un beso sin pecado

    Sor Joroña*:
    Es cierto, para un creyente, estando en la casa de Dios, siempre es escuchado y consolado...

    Amén

    Carlos Fox*:
    A este hombre no le hubiese bastado ni cincuenta avemarías y padrenuestros para exculpar sus crímenes...

    un beso confesado

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  7. Lo único válido de la confesión, según mi forma de verlo, es echar afuera el sentimiento de culpa. Logrando este objetivo, poco importa que alguien te escuche o no. Incluso mejor que no.

    Me gustó mucho este relato, por cómo está escrito y porque me hizo pensar.

    Besitos

    (Más vale tarde que nunca ¿no?)

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