La Fotografía

Alicia abrió el álbum y se dió cuenta de que sólo tenía unas pocas fotografías dentro.
No pensaba entretenerse. Tenía demasiada tarea por delante.
La habitación había quedado libre por la mañana. Libre.
Y tanto que sí. El pobre desgraciado que vivía allí había salido en una camilla.
Nunca volvería. La dueña del hotel lo había encontrado muerto en su cama.
Llevaba semanas sin salir de allí, sin abrir la puerta, sin apenas comer.
Todos lo tenían por loco. Nadie sabía cómo se llamaba, decían que era francés.
El álbum era antiguo y estaba descolorido. Alicia, olvidando el trabajo que la esperaba, lo abrió.
La primera fotografía era de un hombre joven vestido de frac y con una copa de champán en la mano derecha.  En la segunda, el hombre estaba sentado y mirando hacia lo lejos, pensativo.
La foto era antigua, estaba amarillenta y uno de los bordes parecía quemado.
Ella comenzó a fantasear sobre la imagen.
El hombre, aunque no se le veía bien la cara por la postura,  parecía bastante guapo, con su pelo engominado y  aquel frac tan elegante.
Enseguida se notaba que era un caballero, un señor importante.
Ella hubiera deseado tener la oportunidad de conocer a alguien así en su juventud...
Todos decían que era bastante guapa y esbelta y con buenas piernas.
Si hubiera sabido aprovechar esas dotes, en lugar de liarse con Pablo, que lo único que le dió en la vida fueron golpes, otra hubiera sido la historia.
Se sentó en la cama para poder observar mejor la foto. No aparecía más gente en ella.
Se imaginó brindando con el hombre, con un precioso vestido de seda color crema y un collar de diamantes haciendo juego con los pendientes. Levantó la fotografía como si fuera la copa en un brindis imaginario...
De pronto, el hombre de la fotografía se volvió y la miró sonriente...