Ayer llovía. Mojada estaba la calle. Como mojadas mis mejillas. Llego a Atocha.
Mucha gente. Tengo inquietud de saber que están pensando, sintiendo, ocultando...
Sentada en el metro, me pregunto: que habrá en las mentes de mis ocasionales compañeros de viaje?
Algo parecido a la mía?
Tantas historias. Tantos éxitos y fracasos.
Y allá vamos, disfrazados de viajeros. Ocultando tras un retoque de rouge en los labios tanta locura acumulada.
O tras un pelo aplastado o sobre la frente y esas corbatas de distintos colores y nudos.
Nudos que en verdad existen en cada uno.
Luego miro a la ventana. Refriego mis ojos.
Llego a mi destino. me envuelvo en un pañuelo oscuro.
Desciendo. Camino y me pierdo.
Cientos de miles de vidas, sentimientos y pensamientos circulando a toda velocidad.
ResponderEliminarImpresionante.
Me encanta Madrid, pero una de las cosas que apenas soporto es el metro. Tanta gente anónima, tanto estres, tanta amargura en las caras de la gente.... no puedo, me supera!
ResponderEliminarUna realidad...se ven caras y no corazones, como yo soy curiosa me gustaría adivinar que piensa, que siente cada persona, mientras avanza el metro al destino menos imaginado...de cada cual.
ResponderEliminarPD
Desde Chile me recuerdo el atentado de Atocha y comparto el sufrimiento de tantas personas que perdieron seres queridos.
Un abrazo grande para ti.
mar
En el metro me siento parte de un conjunto de anónimos, que quizás o no compartimos sin saberlo, las mismas ilusiones, decepciones y esperanzas...
ResponderEliminarabrazo a tod@s
No conozco Madrid, ni tampoco si servicio de subte (así le decimos acá). Sin embargo, supongo que debe ser bastante similar en cuanto a todos esos anónimos repletos de sueños, decepciones, alegría y amarguras. A veces me abruman tantas emociones juntas. Aunque, paradójicamente, el subte es uno de los transportes que más me gusta. Tiene su encanto, aún, repleto de gente.
ResponderEliminarBesos :)