espinas

Anoche estaba en la cama dando vueltas y sin poder conciliar el sueño, nerviosa aún por una discusión laboral que había tenido en el aeropuerto con un piloto de una empresa extranjera, por la distinta interpretación sobre una maniobra aérea antes de aterrizar. Cogí un libro al azar, que hablaba sobre los hábitos y características de ciertos peces del sudeste de Asia y cuando estaba enfrascada en la lectura del mismo, de pronto, me asaltó una terrible duda: ¿porqué los peces no se pinchan con sus espinas?... ¿cuando se mueven bruscamente hacia un lado u otro, no se clavan una espina?...
Insatisfecha por no tener la respuesta, llamé por teléfono a Carlos, un amigo argentino, mecánico de aeronaves y experto pescador, pidiéndole disculpas por la hora (creo que era cerca de las 02:30). Luego de una amable y respetuosa puteada, me explicó que su teoría era que, eso no podía ocurrir, porque los huesos de los peces son romos y la mayoría tiene cartílago en sus extremos, a diferencia de las espinas que aunque son de cartílago, son punzantes. Además porque sus movimientos son horizontales de lado a lado. Por ende, no hacen fricción en sentido contrario de las espinas. Si lo hicieran en forma vertical, quizá podrían causarse daño. Y aclaró: "Los peces no son tan "boludos" como los humanos, si nosotros tuviéramos espinas, seguro que nos pincharíamos
todo el día".
Aprovechando su amabilidad, le pregunté si además conocía cual era el pez que tenía las espinas mas grandes. Luego de una nueva y breve puteada, me dijo que creía que las espinas mas grandes las tenía el Pez Ballesta de las rocas, y que (anticipándose a  mi pregunta) debe su nombre a una espina eréctil en su aleta, que puede sacar o esconder a voluntad y mide un metro de largo y habita en el Pacífico, desde México hasta Chile. Agradecida, le envié un beso telefónico a Carlitos y me recosté tranquila en la cama esbozando una sutil sonrisa. A partir de mañana, me ocuparé de conseguir una espina de pez Ballesta, para clavársela en el culo al piloto alemán que me complicó ayer el día...