Cuando abrió la puerta de la habitación y lo vio, recostado en la cama, supo que su vida
tomaría un giro. Tal vez fue la forma en que la miró. Todo había comenzado un tiempo atrás.
Un cruce de caminos, un encuentro casual. Inmediatamente sintió la atracción, como un
imán. Algo dentro suyo la llevó a desoir los consejos tan grabados en su memoria:
"no te apartes de tu camino", "no hables con extraños", "no seas tan confiada",
"pueden lastimarte".
Nada de eso le importó. Hasta olvidó su objetivo. Todo lo demás podía esperar.
Ahora estaban ahí, frente a frente. Palpó el engaño junto con el aroma a incienso.
Supo que para él, ella era una más. No le importó. Siguió. Siguió avanzando...
El magnetismo era fuerte. Apenas él le cogió la mano y la atrajo suavemente, sintió el
contacto con esa piel. Un grito intentó salir de su garganta, pero no pudo.
Ya era tarde para huir. Sólo cerró los ojos y se dejó llevar.
Dejó que la besara, que la mordisqueara...
Y que la comiera, hasta el final.
Era un lobo hambriento y al ver semejantes par de ubres, como las de la foto, no pudo hacer otra cosa que hincarle el diente. El pobre se encontró con implantes de silicona y poca carne...
ResponderEliminarBesos, Lucre.
Antropofagia llaman a eso pero así en crudo y sin aliñar ni naaa, un poco duro de digerir puede resultar esa dama.
ResponderEliminarNo me extraña nada que el lobo mordiera a esa caperucita roja tan apetitosa. No se puede andar por el bosque con esa vestimenta.
ResponderEliminarLos hay con suerte eh...
ResponderEliminarsi el lobo se come esa caperucita, se intoxica con las siliconas!
ResponderEliminarprefiero mil veces a un lobo que aun borrego creyéndose lobo jajaja
ResponderEliminarabrazos
hay veces que aunque ves el peligro, te atrae, hasta viendo que el final no va a ser feliz como en los cuentos...
ResponderEliminarEn el fondo, alguna vez o en cierta ocasión, todas queremos ser una inocente e incrédula Caperucita jaja
ResponderEliminarun abrazo
Tengo hambre, doña Lucrecia... Un abrazo.
ResponderEliminarCoincido con los comentarios de la silicona. Ugh, qué asquete. Sería perfecta con los pechos pequeñitos. Y eso de que no hay carne, que han escrito por ahí... anda que no hay carne! Carne para años!
ResponderEliminarbuena semana Lucre
ResponderEliminarabrazos
No la juzgo. Cuando encuentras a alguien que te come bien hay que dejar que lo haga hasta el final, sin prejuicios, ni dudas.
ResponderEliminarUn beso
Gracias a tod@s por vuestros solidarios comentarios en favor de la inocencia y castidad de la Caperucita Roja del bosque.
ResponderEliminarabrazos y buena semana para tod@s
Cuanta verdad tenian esos consejos, pero bueno se dejo llevar
ResponderEliminarAbrazo
A veces, la mejor manera de superar las tentaciones, es caer de lleno en ellas.
ResponderEliminarYo también me "comería" a la caperucita de la foto, ¡¡ que barbaridad !!.
Un beso.
Sí, sí, tendrá siliconas y todo, pero tiene tremendo lomazo. ¿Te imaginas cómo incremento mis ventas si voy así a ver a los gauchos?
ResponderEliminarYo estoy a favor de las cirugías, todo lo que sea para verme mejor…¡Bienvenido sea! (Y que me coman los lobos jaja)
Besos, maucks!
En este instante, mientras te escribo, se escucha el parlante de un circo de mala-muerte que está en la ciudad, y hablan del payaso “Fiorito”….¡Vaya nombre pelotudo!
ResponderEliminar¡Qué lindo!... de chica me llevaban al circo y me emocionaba viendo a la trapecista y a la chica que iba parada sobre el caballo corriendo sobre la pista... si me llevas a ver al payaso Fiorito, yo te presento al Lobo...
ResponderEliminarmuackss!