Reinaba la alegría.
Los invitados no se cansaban de elogiar la calidad de los vinos.
Algunos comentaban con admiración que los interiores de la mansión
eran maravillosos.
Casi todos, vomitaron cortésmente en la alfombra persa del recibidor,
antes de irse.
El anfitrión les agradeció efusivamente el gesto.
Luego hizo recoger la alfombra para dejarla en condiciones
para el próximo evento.
......
Fué una velada memorable...
Nunca vómito tan delicado...
ResponderEliminarPor lo visto, los invitados eran gente muy fina...
EliminarQue asco!! jajajaj
ResponderEliminarCuando el vino rebasa la capacidad del vaso, siempre se derrama... ;-)
EliminarJuro que yo no fui!!
ResponderEliminar¿Cuándo será el próximo? Me anoto.
Besos Lucre
Llegué esta tarde. Sí, sí, vendí aguacates! (O eran testículos?) Ahora estoy dudando, fue tu culpa por dar la explicación jiji
No te creo. Me han dicho que te vieron en la fiesta tomando vino y un bolso con testículos (digo aguacates...) ofreciéndolos a los invitados... ;-)
EliminarFijo que eran iraquíes los invitados.
ResponderEliminarBesos.
Era una fiesta protocolar. Había iraquíes, hindúes y persas (los que le obsequiaron la alfombra al anfitrión) ;-)
EliminarMe hubiera gustado estar en esa cata de vinos.
ResponderEliminarte hubieras divertido mucho, pues fué una reunión muy alegre y con buenos vinos españoles y franceses...
EliminarLa próxima vez que ponga una alfombra de segunda mano comprada en el rastro jajaja.
ResponderEliminarBsos.
En El Rastro, venden alfombras persas e indias, así que el anfitrión puede comprar otra sin problemas...
Eliminarbeso
yo los hubiera matado!!!
ResponderEliminarbesos
¿Lo dices por la alfombra persa?
ResponderEliminarEl anfitrión no se hizo problemas.
Al otro día compró otra...
baci