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16/9/10

Disponible para Mi


Recién separada me sentía bien. Realmente bien. Casi podría decir indolente.
Cinco años de relación no parecían tanto como había supuesto, o tal vez, ya había elaborado el duelo en los numerosos meses de agonía.
Cuando ya nos odiábamos.
Entonces me dediqué a quemar cartas y planificar por mi cuenta aquel viaje que había pensado con él. Un viaje que, en realidad, siempre había soñado. Algunos me dijeron que tal vez no era el momento, que  viajar sola no es bueno, que Nueva York no es un buen lugar para relajarse, que lo piense, que me aferre a los amigos. Y casi lo logran. Por un momento me dieron ciertos temores, pero los vencí y ahí estaba, a full con mi misión. ¿Objetivos? Conseguir alojamiento, pasajes baratos, reclamar el pasaporte, comprar ropa de otra estación, repasar mi inglés.


Y también, me llené de actividades. A saber:
1. Clases de aerobox. Necesitaba estar en buen estado físico para mi travesía, pero además para volver a estar en carrera. ¿Se entiende? para volver a estar buena.
2. Para bajar el estrés sumé yoga una vez por semana.
3. Además sentí la necesidad de hacer algo por el prójimo y empecé a colaborar con una comisión pro plaza de mi barrio. En una de esas conocía a alguien.
Resultado. Fueron tantas cosas al mismo tiempo que terminé confundida, haciendo yoga en el baldío del barrio y hablando inglés en forma compulsiva.
La fecha del viaje llegó más rápido de lo esperado. El viaje pasó en un abrir y cerrar de ojos y sin saber cómo ya estaba de vuelta. Estuve un buen tiempo entretenida contando los paisajes de Nueva York, qué lugar me había gustado más, si me iría a vivir, aquella relación exótica, la comida chatarra, la gente...


Y volví a mis múltiples actividades, entre ellas volver a la noche, conocer gente, probarme, mirar fijo, a los ojos, ver qué tan entrenada estaba en ese ritual. Y no. Hace cinco años que no lo hacía. Estaba en otra sintonía. Una de mis primeras incursiones fué a una discoteca donde todos los hombres parecían iguales, con sus flequillos lacios pegados al frente y sus caras tristes. Pude bailar un poco, pero no interactuar con nadie.
-Bueno, este no es mi lugar pero ya lo encontraré, pensé.
Una de esas noches en una fiesta de gente moderna, por decirlo de alguna manera, me encontré descontrolada bailando un tema de moda. Y así toda la noche. En el movimiento frenético creo que voló mi billetera a algún lugar del oscuro subsuelo sin ventilar en el que estaba con mis amigos. Busqué y busqué y nada. No apareció. Ya alguien la había encontrado por mi.
Entonces, a pesar de la noche divertida que había pasado, empecé a sentirme mal. Me prestaron dinero y me volví a casa. Cuando llegué la habitación ya estaba levemente iluminada con el sol que caía sobre la cama. Esa cama que me queda un poco grande ahora y en la que duermo quietita del mismo lado, como si él estuviera todavía ahí.
Pero no está.
Y sí, pude llorar. Y lloré. Es que había perdido una billetera y...algo más.
Hacía tiempo había perdido una pareja, una ilusión, miles de proyectos y lo había logrado postergar hasta este momento.
Todavía no estaba lista para salir.
No estaba preparada.


Parece que sí, cinco años es mucho, y por más actividades, salidas y proyectos, no queda otra que dejar llover para que en algún momento pare.
Y así lo decidí: de ahora en más, por un tiempo, caminaré con el cartelito de:
"Sólo estoy disponible para mi".


* * * * * * * * * *


(in collaboration with Marisa B.)

8 comentarios:

  1. Cuánta verdad!
    Cuando yo me separé me sentí aliviada, eufórica, de nuevo dueño de mí misma y mi destino. Una amiga me llamó para recordarme que podía contar con ella, que había pasado por eso y, me decía, antes de dos años no lo superarás. Está más que superado, le contesté yo. Ahora que pasaron los años siempre digo lo mismo cuando alguien se separa: tómate tu tiempo, ve con calma, se tarda un par de años en superarlo...
    Siempre llega el momento que pone las cosas sobre la mesa y nos recuerda que lo que vivimos tiene su importancia, la justa, pero la tiene.

    Besos

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  2. Alís*:

    Así es. hay que tomarse su tiempo y luego siempre se supera.

    Un beso

    Carlos Fox*:

    Pues es sereno ...

    Un beso

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  3. Anónimo11:13 a. m.

    ¡Se-re-no! ¡Plas-Plas-plas!

    (Ande sabrá metío)

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  4. Yo cuando me separé, a pesar que yo lo decidí, me vino una depresión horrible, pensar en lo que no fue siempre me pone muy triste y no me permite ser feliz.
    Y cuando mi ex marido rehízo su vida, años después y tuvo otros hijos que no son los míos me dijo y querías que yo te guardará luto eterno??? y yo la verdad es ...que le dije SÍ por qué apesar de que el tiempo ha pasado y yo ahora soy feliz, una parte de mi corazón siempre estará de duelo por él.
    Besos para ti, lo mejor de la vida y acá de consuelo ya ves...tienes muchas que te comprendemos.
    mar

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  5. Mar*:

    Gracias por tu comentario y tu aporte solidario.

    Besos para ti

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  6. me dio ternura eso que dormías quietita en un lado de la cama.

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Se aceptan elogios, caricias y maullidos.