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31/3/11
La Mariposa Robada
Todas las mañanas, al pasar frente al escaparate, las veía, frágiles, multicolores, pendiendo de finísimos hilos casi invisibles, mariposas de papel y todas las mañanas las deseaba. Imaginaba su textura, la rugosidad de las falsas alas deslizándose entre sus dedos, las varillas que imitaban el cuerpo, los pequeños alambres retorcidos a manera de antenas.
Muy pronto la temporada terminaría y ellas, quizás, irían a parar a un basurero, cumplida su función ornamental e inútiles ya para representar una estación caracterizada por su ausencia.
Si pudiese salvar a tan sólo una de ellas.
La última mañana de la temporada se introdujo en la tienda, paseando una mirada distraída por la ropa que colgaba en los escaparates. No tenía intenciones de comprar absolutamente nada, pero admitió que la dependienta le enseñara varias prendas permitiéndose incluso tocarlas, preguntando tanto por el precio como por la calidad del material empleado.
Por un momento pensó que si adquiría alguna prenda no sería muy difícil que le obsequiaran una o más de aquellas mariposas, pero entonces comprendió que no tenía el mismo significado cogerla que pedirla así que, aprovechando un descuido de la dependienta, tomó una de las mariposas, arrancándola del hilo que la sostenía y la introdujo en su bolsillo.
Una vez fuera de la tienda caminó muy de prisa, oprimiendo levemente el pequeño cuerpo de papel que escondía en su bolsillo. Por fin, en un parque, la sacó con mucho cuidado. Era realmente hermosa, tan pequeña y perfecta como la había soñado pero mucho más bella de lo que jamás hubiera podido imaginar.
La habían elaborado muy bien, imitando en el papel los colores que la naturaleza otorgaba a las verdaderas, dotando el cuerpo de una pelusa diminuta muy semejante a la de un insecto real.
Entonces, se negó a conservarla...
No quería encerrarla en una nueva prisión artificial, ni aplastarla entre las páginas de algún libro, por ello, abriendo totalmente la mano, observó cómo la pequeña mariposa se alejaba revoloteando.
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Muy tierno el relato.
ResponderEliminarQue revolotee por donde quiera.
Besos.
¡Vaya! ¿qué pasó? ¿hizo magia???
ResponderEliminarme alegro que lo hiciera! algo tan hermoso no debería estar prisionero... aunque debo de admitir que yo tengo un par de ellas pegadas con iman en mi nevera.... tendré que sacarlas al jardin....
ResponderEliminarY se perdio contra el cielo azúl del atardecér, con su vibrante aleteo.
ResponderEliminarElla la siguio con la mirada, hasta que el pequeño insecto desapareció de su campo visuál.
El sol se acababa de poner por el horizonte, y una súbita ráfaga de viento nhizo que ella subiese el cuello de sú chaqueta.
No pudo evitár un súbito estremecimiento, aunque no lo provocó el viento. Fué aquella sensación de soledad que sintió al ver su sueño desaparecer en el firmamento.
Apuró el paso hacia su pequeña cárcel de hormigón en la calle que corria tras el parque
Su marido no tardaria en llegár, y si la cena no estaba sobre la mesa....
Quien fuera una maravillosa y pequeña mariposa.
Esta Juana la Loca tiene buenas salidas jajaja.Pienso lo mismo
ResponderEliminarMe encantan las marisoplas y los tupilanes en primavera.
ResponderEliminarAl fin y al cabo era una mariposa... en el parque iba a lucir mucho mejor que entre las páginas de un libro.
ResponderEliminarYo hubiera hecho lo mismo.
Un beso, majestad!
Vuela, vuela mariposa,
ResponderEliminarsé libre sin parar,
en cada pétalo de rosa
no dejes su néctar sin libar.
Sé libre mariposa,
vuela al cielo de la libertad.
Abrazo a tod@s
Que graciosa es la señora Lucrecia.
ResponderEliminarMe gusta la poesía de la mariposilla.
La libertad ante todo!
ResponderEliminarBesos Lu :)