Era la tercera llamada.
Los espectadores esperaban, impacientes, que los actores salieran a escena.
Y así estuvieron durante dos insoportables horas.
Todo fué en vano. Ellos ya lo habían decidido...
Epigramas, minicuentos, garabatos, fantasías, exabruptos y desvaríos.
Estarán haciendo sus cosas.¡Que impaciente es la gente!.
ResponderEliminarDebe ser teatro ultramoderno.
ResponderEliminarBesos.
Primavera, la espera. Verano, una mano. Otoño, un retoño y el invierno, un infierno.
ResponderEliminarCordiali saluti
Da la casualidad que, antes de leer la entrada, estuve un buen rato pensando en "la espera". Es decir, en como nos afecta particularmente. Llegué a la extraña conclusión de que en la vida es necesario esperar para lograr algo de paciencia, o todo lo contrario. Siguiendo con esa línea de pensamiento, me fui un poco por las ramas hasta imaginar, que la espera que tenemos en esta vida rendirá frutos en la próxima.
ResponderEliminarDespués de pensar todo eso, me encontré con tu título y estos actores modernos...
Un beso grande ;)
es que de verdad... la gente no tiene aguante.... con un descanso así yo aprovecharía para ir al mercadona, fregar los platos... y volver! jaja
ResponderEliminarTodo llega para el que sabe esperar.
ResponderEliminarEl que espera no desespera, tiene paciencia y espera... ;-)
un abrazo a tod@s
Jajaja,¡ay! la Lucrecia que inteligente ha sido con esa respuesta...Pues si señora, lleva usted todita la razón
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