imitación

Alba recibió la llamada intrigada. Al otro día fué puntualmente a la cita en el bar La Granjeta...
Cuando entró, el hombre ya la esperaba en un rincón apartado. Lo abordó sin más trámite:
-¿Cuál es la urgencia? ¿Qué tiene para mí?...
-Una novedad... algo milagroso... -dijo, al tiempo que ponía sobre la mesa una fina caja que había mantenido oculta. Hizo un gesto misterioso como esperando su reacción.
Al abrirla se elevó ante sus ojos una esfera oscura, que se fué iluminando lentamente con un tenue resplandor azulado. La luminosidad del cuerpo se hizo más intensa, aunque intermitente, a intervalos regulares.
Prestando más atención, Alba vió que dentro de la esfera principal, se sucedían los cambios vertiginosamente.
Ahora podía distinguir distintas texturas y colores, pliegues y relieves, hilos de plata, zonas de azul intenso, otras verdes y frescas. Fijando más atentamente la vista, divisó gran cantidad de diminutas formas vivientes, como pequeñas bestias.
Se sintió conmovida ante el prodigio, presa de una gran excitación.
De pronto, un pequeño rayo iluminó un sector de la esfera, y de la nada surgieron dos nuevas criaturas, de gran belleza y rasgos suaves. Una de las criaturas tomó un fruto que le ofrecía una pequeña serpiente, y se lo ofreció a la otra.
Alba cerró la caja rápidamente, sin disimular su enojo.
-¿Que le pareció? -inquirió él- ¿No es un milagro?...
La indignada respuesta de Alba no se hizo esperar.
-Usted me ofende. Sé reconocer una imitación...
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(in collaboration with Marisa G.)