La naturaleza nos ayudó a encontrarnos al ofrecernos la sombra de aquél árbol.
Al brindarnos las fragancias de las flores y el trinar de los pájaros.
Tus caricias adularon mi cuerpo. Tus besos sellaron nuestro amor.
El cielo nos observó desde allá, alto y tranquilo.
El sol no quiso quedar ausente, sus rayos entibiaron mientras permanecíamos acurrucados allí en nuestro supuesto nido.
Como Adán y Eva.
ResponderEliminar:)
Besos.
Toro Salvaje*:
ResponderEliminarEl único problema fué que no conseguimos manzanas... ;-)
un beso
No conseguir manzanas=no pecar?.
ResponderEliminarSi es así...no os mereceis el paraíso! ;-)
Chousa da Alcandra*:
ResponderEliminarNo había manzanas ese día en el árbol. Al otro día fuimos a su casa y comimos ensalada de frutas... ;-)
un beso frutal
Jajajaja
ResponderEliminarEl texto, bucólico, romántico, había predispuesto mi espíritu a un comentario casi pastoril, pero se me ocurrió leer los comentarios antes y esto ya se tiñó de pasión. Frutal, pero pasión a fin de cuentas. Y lo que se me ocurre ahora es casi impublicable...
Besos
Alís*:
ResponderEliminarDigamos que es un texto romántico sin frutas hasta el otro día en otro lugar...
(He leído cada cosa visitando blogs que el mío parece un poema de Bécquer...)
un beso bucólico