intento fallido

Alicia estaba convencida que su tiempo había concluido. Iba a suicidarse con un cóctel de pastillas tranquilizantes, todas ellas diluídas en su jarabe expectorante y una copa de vino blanco afrutado, su preferido.
Y lo hizo. Antes dudó un instante. Pensó en ponerse su vestido de fiesta celeste como una elegante despedida, pero pronto desechó la idea y luego se lo bebió todo.
Veinte minutos mas tarde sonó el teléfono. Contestó y era la secretaría de su médico, para avisarle que él había muerto y que llamaba para saber si ella deseaba que su historial médico fuese enviado a otro.
Alicia respondió que no, que seguiría fiel a su servicio de atención sanitaria y que si su médico había muerto,  podría seguir muy bien sin él.
Luego de diez años ya se sabía todas las respuestas a sus dolencias.
Ya no tenía que hacerle caso a nadie.
La invitó a tomar un café, ya que ahora tenía tiempo libre, pero ella se rió y no contestó.
Se quedó esperando la muerte veinte minutos más frente a la ventana,  hasta que se aburrió y encendió la tele para distraerse.
Dos horas después seguía bien y se dijo a sí misma:
-Mi médico  ha muerto, mi historia clínica está en espera de cajón y yo no puedo morir sin que mi médico de cabecera firme la defunción...
Irritada, golpeando la mesa, exclamó:
-¡Este ha sido mi último intento de suicidio!...