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30/12/10

La Vida es Sueño


Muchos nos lloran cuando morimos, pero al nacer los que lloramos somos nosotros.
La gente dice muchas veces que el mundo es un pañuelo, lo que no dice es que está lleno de lágrimas.
Se suele hablar de jóvenes talentos como promesas hechas realidad, pero cuántos más quedan como realidades hechas promesas...
Dios existe o no existe?...
Se supone que la Fe mueve montañas, pero la Duda mueve el mundo. Dudo, luego existo.


Si la vida es sueño, y la muerte el sueño eterno, ¿cuando se supone que vivimos?

27/12/10

Cambios


A veces recuerdo que cuando era niña solía imaginar que cambiaría el mundo.
Luego mientras fuí creciendo, descubrí que nada podía hacer al respecto.
No podía cambiar mi país, mucho menos el mundo entero.
Después quise cambiar a mi familia, a mis seres queridos, a mis maestros, vecinos...
También a mis amigos, inclusive a mí, pero tampoco pude hacerlo.


Hoy me doy cuenta de que si tal vez yo hubiese comenzado por cambiar primero, tal vez mi familia y mis amigos hubiesen  cambiado.
O mejor aún, si los hubiese aceptado tal cual son, así habríamos podido cambiar el mundo.
Nuestro mundo...

22/12/10

Mi Perro



Desde que lo traje a casa una mañana, tan cargado de malos tratos, cruzó sin mirar mi calle y su presencia atropelló mi voz para entenderlo en silencio.


Mi perro, tan innecesariamente él sin serlo, sino una presencia que miraba a las otras a casi ras del suelo, donde finalmente terminan las emociones.
Hasta que una lamedura en una mano deja entender que las cosas no valen tanto hasta que se sacan cuentas, y él no las saca entonces y yo tampoco ladro.

20/12/10

El Viaje Fantástico



Los expertos y científicos siguen averiguando cómo podría Papá Noel repartir todos los regalos por el mundo.
En la noche del 24 de diciembre,  tiene que hacer casi 850 millones de escalas para entregarle los regalos a todos los niños del mundo.
Si viaja en sentido opuesto al de la rotación de la Tierra, contaría con otras 24 horas para cumplir con su misión.
Pero, aún así, el tiempo sigue siendo extremadamente corto para semejante empresa.
La clave estaría en la velocidad con la que él tiene que viajar. Para que Papá Noel pueda llevar a cabo su tarea debería alcanzar miles de veces la velocidad del sonido.
No deberíamos usar los criterios de la física clásica, pues de hacerlo se llegará a una trágica conclusión:
Papá Noel murió en su primer ponderable intento por imitar a la luz.


Felizmente, para los que todavía creen en él, solo les interesa saber que aún nos sigue dejando regalos sin que nadie se dé cuenta.
Papá Noel no tiene nada claro qué hacer estas Navidades. Está harto de los atascos, de la aglomeración de gente en los centros comerciales...
Realmente Papá Noel sí existe.
En caso contrario... quien os deja los regalos debajo del arbolito?
O serán los padres?

17/12/10

Lágrimas


Dejé las lágrimas en casa.
Me pareció que era normal.
En ese momento no me dí cuenta de lo importante
que es llevarlas siempre encima.
Aunque solo sea por si acaso.
Como pasa con tantas otras cosas.
Ya nunca volveré a olvidarlas.
Siempre las llevo conmigo.

15/12/10

Las Desventuras de Pepe Nada


Pepe Nada, un menguado hombre de edad casi indefinida, vive sólo en una pequeña casa a las afueras de Madrid. Entre sus más destacados hobbies se encuentran: mirar por la ventana, algunas veces incluso con la persiana bajada,  leer el dorso de los champús cuando se ducha y comprar el periódico diariamente para que lo lea su canario en su jaula.
Un día Pepe Nada estaba esperando el autobús en la sala de espera del Hospital Universitario.
Sin saber porqué, desde que salíó de su casa algo le incomodaba.
Era un especie de misión no cumplida, ¿habría mantenido los medicamentos al alcance de los niños? ¿se habría dejado encendida la luz interior del refrigerador? ¿se había hecho en el pelo la raya al medio, que tanta personalidad le daba?
Se encontraba en estas cavilaciones, cuando lo arrestaron por escándalo público, al no llevar pantalones.
Pepe Nada salió del cuartel de policía embutido en una falda escocesa, ya que era lo único que los policías le habían podido conseguir. Como habían pasado ya seis meses y había sufrido varias violaciones, decidió que estaba cansado y que tenía que dormir un poco.


Ya en su casa, abrió la nevera para tomar algo antes de acostarse y cogió una coca-cola que no supo abrir, así que tuvo que saciar su sed lamiendo las gotitas que se forman fuera de la lata.
Se hizo un sandwich como a él le gustaban, jamón-pan-jamón, y se tumbó en la cama.
Recordó antes de dormirse que el pasado lunes, al entrar en unos grandes almacenes llamados Corte Inglés, observó con terror que allí se mataba a la gente, y que además lo anunciaban alegremente en un cartel amarillo en el que se leía con letras rojas: "Liquidaciones".
No pudo evitar deprimirse al pensar lo mal que estaba el mundo, aunque finalmente presa de un incontenible sueño cayó dulcemente en los brazos de un Morfeo sobresaturado de esteroides.

13/12/10

La Ventana


Abrir una ventana puede ser un acto metafórico, puede tener fuerza, esperanza o melancolía, puede tener decisión o desasosiego, puede ser importante o mera necesidad, puede tener soledad o un comienzo, puede ser molestia o apoyo.
La ventana ya abierta puede mirar hacia el pasado o al futuro, al mar o a la montaña, al horizonte o a aquella gris pared que nos separa (gracias a Dios) de la casa del vecino, puede mirar al cielo o a una flor creciendo que mañana ya estará muerta.
A través de la ventana pueden entrar recuerdos u olvidos, moscas o mariposas, un suave viento o el fresco de esta tarde de otoño resentida, lluvia u hojas verdes.


Y cuando vas a cerrarla puede ser por que sí simplemente.
Porque algo que había terminó.
Porque lo que quedaba ya no importa y no quieres que vuelva a entrar.

11/12/10

Paseando Por Madrid


Cuando voy paseando por Madrid, sin prisas, me gusta mirar y fijarme en todo lo que me rodea, en las gentes, en los coches, en los edificios.
Hace unos días me ocurrió un hecho muy curioso y divertido...
Me detuve ante un edificio y me puse a mirar para arriba.

De repente un señor llegó a mi lado y empezó también a mirar... yo me quedé extrañada, pero decidí ver que ocurría.
Una señora venía calle abajo paseando a uno de esos perros que si no te fijas bien le pisas, llegó hasta nosotros y también se puso a mirar.

–¿Qué sucede ahí arriba?, preguntó un hombre con una gran barba que pasó a nuestro lado.
–Sale humo de la ventana del segundo a la derecha-, contestó la señora del perrito.
–No, es alguien que se quiere tirar de la quinta planta–, dijo una señora que venía con un carrito de la compra. –Vamos a buscar unas mantas por si acaso!-
–Que alguien llame a los bomberos, hay un perro en esa ventana del último piso!–  gritó otro hombre, entrecerrando los ojos y ajustándose unas gafas cuadradas.

Unas colegialas que alborotaban toda la calle también se detuvieron a mirar.
– ¡Un móvil, un móvil!–, gritó desenfrenada la señora del carro de la compra.
– ¿Que son esas luces?-, farfullaba un joven al ritmo que le marcaba la música que oía con sus cascos y sin parar de contonearse–.

– ¡No te tires, no te tires que la vida es bella! –, gritaba a pleno pulmón y toda excitada una monja que llegó presurosa.
 Cada vez había más gente.
–¡Un médico!-, gritaron a coro dos o tres de las personas que se arremolinaban a mi alrededor.
–Empieza a salir humo por el portal...–,  dijo el señor de las gafas, mientras intentaba sin éxito ajustárselas a las orejas.

Al llegar este momento y sin poder contener la risa, decidí alejarme sin que me vieran. 
Lo que está claro es que he decidido no volver a detenerme delante de ningún sitio.

No vaya a ser que por mi culpa se organice otro alboroto, o quizás si...

9/12/10

La Confesión



Sudaba sangre y no estaba en el Monte de los Olivos.
Arrastraba su cuerpo por la calle Quinta, la de la Amargura, con la cruz de su propia existencia que le pesaba como el más pétreo madero disforme.
Entró con desesperación al templo llamado del Gólgota para completar la escena, por casualidad o causalidad, quién lo sabe.


Esparció su cuerpo sobre el confesionario que se estremeció con la fuerza de sus rodillas culpables.
Hiló poco a poco la historia de su vida, narró sus tragedias, enumeró sus víctimas y estalló en lágrimas.
Lloriqueó como un niño por un espacio sin tiempo mientras recordaba sus miserias.
Al final de sus letanías llegó aquella paz tan esquiva, aquella quimera que desconocía.
Y al otro lado del confesionario nadie había, sólo el eco de su voz que se devolvía.

6/12/10

La Conversación


Hacia tres años que no salía de su casa. Desde el accidente.
Mónica venia a lavar la ropa, prepararle algo de comida, ventilar las habitaciones.
Y, no sabía ella, a habitar su mundo limitado.
Tenía Internet, pero no se comunicaba con nadie. Se desilusionarían al conocerla.
Quizás por eso le pidió a Mónica que le compre el móvil.
Cosa que hizo sin preguntar, también sin saber para que serviría.
Ahora ella dividía sus días en base a las veces que venía Mónica y en los que esperaba una llamada...


Suena el pequeño móvil en sus manos... Contesta con temor y alegría
- ¿Si?
- Señora, soy Mónica, que mañana no voy a poder ir.

3/12/10

A La Hora Señalada



(20:12 h) Salió de su hogar, cuchillo en mano.
(20:20 h) Subió a un taxi.
(20:35 h) Llegó a casa de ella.
(20:40 h) La besó en la boca, cuchillo en mano.
(20:42 h) Murió en sus labios.

1/12/10

La Medicina


Evito a toda costa tomar medicamentos, pero ayer tuve que acudir a una farmacia y me abrumó la variedad de antigripales que existen. Para la noche, para el día, en pastillas, efervescentes, de efecto prolongado...
Me resultó una difícil tarea encontrar el adecuado.
En mi recorrido por los pasillos, me di cuenta que falta una importante medicina y aún cuando los empleados buscaron afanosamente, en ningún anaquel lo hallaron.
Un analgésico para el corazón de una mujer enamorada.
Según me comentaron, varios laboratorios estarían interesados en desarrollar este producto, ya que el éxito financiero parece garantizado gracias a las aplicaciones infinitas y a que las mujeres pagaremos lo que sea para curarnos del “mal de amores”.
Siguiendo la sugerencia, me dispongo a enviar una formal petición que incluye algunas características necesarias para el éxito de la fórmula. Debe ser apta para consumo de mujeres de todas las edades y debe conservar su eficacia a pesar del uso constante.
Se podrá indicar cuando las relaciones inician, cuando la emoción sobrepasa la razón, pero no lo suficiente para amortiguar los primeros golpes, esos que nos dejan sin aliento y arrebatan cruelmente la ilusión, el primer gran desacuerdo, las primeras lágrimas, la primera noche sin hablarse.
Para las enamoradas que se enfrentan a un amor estable, maduro, la medicina debe ser de una dosis exacta, ya que la paciente debe conservar cierto grado de conciencia, el justo para continuar, a pesar del dolor que ya conoce bien.
Para las enamoradas que terminan una relación, la presentación debe ser extraforte y es que a nadie nos gusta sufrir, menos cuando se trata de la crónica anunciada de un dolor, incrementado por el auto-inflingido al recriminarnos.


Y por último, para cuando el amor no se asoma, y como generalmente será utilizado en corazones “sensibles”, la dosis debe ser mínima, pero, que le permita latir con cada nuevo encuentro, que le conserve la cordura necesaria para que las expectativas sean las reales, que le permita tomar lo mejor de la memoria y la experiencia, que le permita confiar, no tanto en los demás, sino en su propia grandeza y capacidad de superar cualquier intento, todas las caídas y sobre todo, que le permita disfrutar la sinfonía de dos corazones que laten en perfecta armonía.
Mandaré la petición, veremos que me responden.